YouTube es una fuente importante de ingresos para Alphabet (Google). Es por eso que la empresa está determinada a impedir el funcionamiento de los bloqueadores de anuncios (adblocks), tanto cuanto posible. Una medida en prueba consiste en insertar anuncios directamente en los vídeos. Y eso puede tener alguna efectividad.
Esa aproximación puede parecer vaga, después de todo, desde el punto de vista del usuario, los anuncios ya se transmiten directamente en el contenido. Pero no es bien así. Los vídeos y los anuncios provienen de flujos de datos diferentes.
Explicando de manera bastante simplificada, cuando un anuncio se transmite, el flujo del vídeo se paraliza temporalmente para la reproducción del flujo de publicidad. Es por eso que los suscriptores Premium pueden ver los vídeos sin anuncios. Este tipo de cuenta está habilitada para no recibir flujos de ese tipo.
Inserción de anuncio en el lado del servidor
Para Alphabet, el problema de esta separación de flujos es que da abertura para que mecanismos de terceros interfieran en la exhibición de los anuncios. Uno de esos mecanismos es el SponsorBlock, que tiene código abierto y funciona de modo colaborativo.
El usuario de SponsorBlock instala una extensión en el navegador y, al enfrentarse con un anuncio en YouTube, reporta ese segmento a la herramienta.
El segmento correspondiente pasa entonces a ser señalizado en un repositorio compartido, de modo que todos los demás usuarios puedan desvincularse de ese anuncio.
La página del SponsorBlock informa que la herramienta tiene más de 450 mil usuarios que ya han reportado más de 17 millones de segmentos de anuncios. Esos números son un síntoma de que el bloqueador funciona como se esperaba.
Pero he aquí que, esta semana, el SponsorBlock reveló haber detectado que “el YouTube está probando actualmente inserciones de anuncios en el lado del servidor”. Esto significa que, en esa prueba, los anuncios se insertan directamente en el flujo de vídeo, lo que hace más difícil separar lo que es contenido de lo que es publicidad.
Tenga en cuenta que esa no es una solución mágica. La nueva aproximación aún está en prueba porque el YouTube tiene desafíos técnicos que superar. Uno de ellos consiste en garantizar que la inserción de anuncios directamente en los vídeos no afecte la experiencia de los usuarios Premium.
Símbolo del YouTube
Una guerra lejos del fin
Lo que está claro es que esa es una disputa lejos de acabar. De un lado, el YouTube implementa medidas para cohibir la actuación de los bloqueadores de anuncios. De otro lado, los desarrolladores de esas herramientas reaccionan creando nuevas formas de barrar la publicidad. Y así la “guerra” perdura.
Como cada lado tiene sus intereses, las acciones y reacciones muchas veces ocurren de manera poco clara para el usuario.
Ejemplo: no lo que aparenta haber sido una de las acciones más recientes contra los adblocks, usuarios relataron a finales de abril que YouTube viene finalizando vídeos de quien usa bloqueadores de anuncios. Pero hasta hoy no hay confirmación de la plataforma sobre eso.
Al final, lo que Alphabet espera es que los usuarios que no quieren visualizar anuncios publicitarios suscriban un plan Premium. En Brasil, la modalidad tiene los siguientes precios actualmente:
- Individual: R$ 24,90 por mes
- Individual anual: R$ 249 (equivalente a R$ 20,75 por mes)
- Familia: R$ 41,90 por mes (para hasta cinco personas)
- Estudiante: R$ 13,90 por mes